Ataque de día cero se refiere a un tipo de ciberataque que explota vulnerabilidades de software que son desconocidas para los desarrolladores y para el público en general en el momento en que se lleva a cabo el ataque. El término «día cero» se refiere al hecho de que los desarrolladores no tienen conocimiento previo de la vulnerabilidad, por lo que no han tenido tiempo de crear y distribuir un parche o una solución. Esto significa que los sistemas afectados son particularmente vulnerables hasta que se descubra la falla y se implemente una corrección.
Los ataques de día cero suelen ser difíciles de prevenir y detectar, ya que los mecanismos de defensa tradicionales, como antivirus y sistemas de detección de intrusos, pueden no estar configurados para identificar actividades maliciosas que aprovechen estas vulnerabilidades desconocidas. Los atacantes pueden utilizar diversas técnicas, como la inyección de código, el phishing o la explotación de software desactualizado, para llevar a cabo un ataque de día cero. Estos ataques pueden tener consecuencias graves, como la pérdida de datos, el robo de información confidencial y la interrupción de servicios.
Para protegerse contra ataques de día cero, es fundamental que las organizaciones mantengan buenas prácticas de seguridad, como la actualización regular de software, la implementación de medidas de seguridad adicionales (como firewalls y sistemas de prevención de intrusiones) y la capacitación de los empleados para reconocer intentos de phishing. También es importante monitorear de manera proactiva el entorno de TI en busca de comportamientos inusuales que puedan indicar un ataque en curso. En resumen, los ataques de día cero representan un riesgo significativo en el panorama de la ciberseguridad, y la prevención y la preparación son clave para mitigar sus efectos.