En informática y programación, el término abstracto se refiere a la simplificación de conceptos complejos mediante la ocultación de detalles innecesarios para el usuario o programador. En lugar de lidiar con la complejidad interna de un sistema, se crean capas de abstracción que permiten interactuar de manera más sencilla con las funciones o servicios que provee. Esto es especialmente común en el diseño de software orientado a objetos, donde las clases abstractas actúan como plantillas que definen un comportamiento genérico, permitiendo que las clases derivadas implementen detalles específicos. La abstracción facilita la reutilización de código y la gestión de grandes sistemas.
En este contexto, una clase abstracta no puede ser instanciada por sí sola, sino que establece una base que otras clases pueden heredar y personalizar. Esta clase contiene métodos que pueden o no tener implementaciones predeterminadas. Los métodos que no están implementados en la clase abstracta deben ser obligatoriamente definidos por las clases hijas, lo que garantiza que los detalles concretos sean proporcionados solo en el momento necesario. La abstracción también permite que el código sea más flexible y escalable, ya que el programador puede trabajar con conceptos generales sin tener que preocuparse por los detalles técnicos en cada nivel.
Además, el concepto de abstracción no solo es importante en la programación, sino que también se extiende a otros aspectos de la informática, como la arquitectura de los sistemas operativos y el manejo de redes. En el diseño de sistemas, la abstracción permite dividir los problemas complejos en piezas manejables, donde cada capa tiene un nivel diferente de abstracción. Esto ayuda a mejorar la eficiencia en el desarrollo y facilita el mantenimiento del software, ya que los cambios en los detalles internos no afectan el uso general del sistema.